23.9.16

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Un rugido rasga la tierra. Delante de mí, un gran muro de vegetación. El calor, la humedad y la vitalidad del entorno acompañan el inmenso temor que siento. Una criatura  (no catalogada) se esconde tras el mato y su espíritu, amenaza con lo salvaje.

El sonido híbrido de mil aves con la fuerza del jaguar, resuenan en mi cual diapasón y su eco ahuyenta a todo ser vivo a kilómetros del origen. Vibra hasta el ultimo de los huesos.

-Muévete, huye!- Grita mi mente al cuerpo paralizado.

La selva me cubre,
No puedo mover ni un dedo.

Comienza la estampida iracunda de un solo ser.

Tiemblan mis piernas, los arboles y la montaña.

La tensión aumenta,
los pasos de la bestia se aproximan irrefrenables.
Aprieto mis manos
los dientes,
Escucho su respiración.
Casi huelo la sangre seca de sus colmillos,
Imagino ya las garras abriendo mi carne.

Sucede un instante
y entonces...

Cierro los ojos.





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