5.5.13

-Quintas-



Al darme cuenta, miraba tus pupilas dilatadas. Fue un instante que nunca existió. Infinito, imposible de soltar. Uno de tres. Tu cuerpo; donde la música se retorcía en placer, pasivo de distancia, como una provocación  observaba la danza del animal primitivo. 

Una fracción de lo establecido por las agujas. Un segundo hizo falta para encender el caminar de mi futuro. El eco de todos los pies, los lamentos, que no eran lamentos sino gritos eufóricos  el viento, el zumbar de mi mente. Todo se convirtió en conceptos.

¿Vivo lo que creo?



No hay comentarios:

Publicar un comentario